Argentores, por la libertad de expresión.
ANTE
LAS POLÉMICAS DECLARACIONES DEL INTENDENTE DE RAFAELA DE REVISAR LOS CONTENIDOS
DEL FESTIVAL DE TEATRO LOCAL EN LAS PRÓXIMAS EDICIONES, LUEGO DE LA
CONTROVERSIA DESATADA POR LA REPRESENTACIÓN DE LA OBRA “DIOS”, ARGENTORES SE
MANIFIESTA.
AUNQUE CUESTE.
“Si crees en
la libertad de expresión, entonces crees en la libertad de expresión de
aquellos puntos de vista que te disgustan”, o dicho de otra forma, “si no
creemos en la libertad de expresión de aquellos que despreciamos,
entonces no creemos en la libertad de expresión”. Estos conceptos pertenecen al
filósofo Noam Chomsky y deberían servirnos de ejemplo.
No son sino
reelaboraciones de la recordada frase de Voltaire: “No estoy de acuerdo con tus
ideas, pero daría mi vida para que pudieras seguir difundiéndolas”.
El ejercicio
constante de respetar y defender la libertad de expresión es arduo, difícil,
cansador. Un verdadero esfuerzo de convivencia. Escuchamos y leemos
constantemente frases y discursos que nos repugnan, ofenden nuestras más
íntimas convicciones y sus autores deberían estar condenados, según nuestra
mirada personal, al más cruel de los silencios. Pero sin embargo, como parte de
la sociedad que somos, debemos soportarlos. El tejido social se basa,
precisamente, en el arte de tolerar al otro. Para compartir un mismo espacio se
necesita respeto, especialmente con las diferencias que nos alejan.
Aunque cueste.
En el campo de
las ideas, se trata de debatirlas, si eso fuera posible, pero jamás
prohibirlas. La prohibición y la censura son la negación del diálogo, aunque
algunos que despreciamos lo descarten con sus mismas palabras cargadas de
discriminación. Si creemos en la democracia, tenemos que insistir, a pesar de
ellos.
Aunque cueste.
Es muy fácil
pedir la libre expresión de las ideas con las cuales comulgamos, las que son
iguales o muy parecidas a las que tenemos. El desafío es hacerlo cuando
nos hallamos frente a conceptos profundamente opuestos a nuestro modo de mirar
la vida. Si levantamos la voz y marchamos por defender la libertad de nuestros
compañeros de trinchera, también deberemos hacerlo por aquellos que están
en la vereda de enfrente. No hay otro modo.
Aunque cueste.
La sinrazón
dogmática pide censuras previas y prohibiciones. Los gobernantes, presionados y
parciales, responden que deben revisar contenidos antes de dejarlos presentarse
en público.
Nosotros
sostenemos que todos tienen derecho a expresarse sin censura previa.
Aunque cueste.
La lucha es
larga, constante, contra los demás y contra nuestros propios fantasmas
autoritarios que nos asaltan muchas veces y nos hacen dudar, pero no podemos
abandonarla.
Aunque cueste.
Bucky Butkovic
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25.07.2018
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